lunes, 3 de enero de 2011

El arte de Afganistán, disperso por la guerra

NUEVA YORK (The New York Times).- En una reciente visita a un anticuario de Londres, a David Kamansky, director del Museo Asiático del Pacífico, de Pasadena, California, se le mostró una caja de zapatos donde cubiertos con papel se encontraban fragmentos de un cofre de marfil decorado con tallas indias, sin duda parte de la famosa colección Begram que alguna vez perteneció al museo de Kabul, en Afganistán. "Para alguien como yo fue como si me hubieran dado la "Mona Lisa en pedazos"", aseguró Kamansky. "Allí había uno de los grandes tesoros de la humanidad envuelto en papel higiénico." Como sabe que comerciar obras de arte pertenecientes a un museo es ilegal, según las leyes de Estados Unidos y de acuerdo con tratados internacionales, Kamansky rechazó la pieza, valuada en cientos de miles de dólares. Esa fue la última aparición de los marfiles de Begram. "No sé dónde están ahora -agregó-. Escuché que estaban en algún lugar de Nueva York para la venta, pero no tengo idea."

Veinte años de guerra

Mucho antes de que comenzara la última guerra se consideró que los fabulosos tesoros de Afganistán, dejados ahí por sucesivas culturas -griega, budista e islámica-, presumiblemente no estaban más, destruidos por 20 años de guerra, desesperación económica y, más recientemente, por los fundamentalistas talibanes. Durante la última década gran parte del arte salió de Afganistán hacia Norteamérica, Europa occidental y, en particular, Japón. Es el final de la ruta de las piezas contrabandeadas que son robadas por las facciones en guerra en Afganistán, pasan a Paquistán o a tierras de la ex Unión Soviética hacia el Norte y salen así al mercado de arte internacional. La guerra de los talibanes contra los "falsos ídolos", que en marzo destruyó los dos Budas gigantes de Bamiyán, sumó urgencia al mercado de antigüedades de origen afgano elevando la demanda y los precios.

Alarmada por las acciones de los talibanes, la Unesco, basada en el caso de Afganistán, determinó una política de 30 años para desalentar la exportación no aprobada de patrimonio cultural.

Edward Wilkinson, experto de Sotheby´s, dijo que los precios de las esculturas de Gandharan, que representan una gran civilización del antiguo Afganistán, aumentaron un 30% durante el año pasado. Desde marzo dice haber recibido ofertas semanales mayormente de Paquistán e India, para vender objetos de Afganistán.

ROSSANA HERNANDEZ

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